lunes, 8 de octubre de 2007

Percusionista


Hay personas que no dejan de sorprenderme, no ya por ser grandes amigos, sino por su propia capacidad de superación.


Estas líneas van dedicadas a alguien especial, a un gran amigo, sino duda entre los mejores que he tenido, y a un alumno excepcional.


Ayer debutó, de forma más que decente, tocando por primera vez en un escenario, con una mayoría de público ajeno a su vida, a su día a día. No estaba arropado por su gente, salvo por unos pocos incodicionales y grandes amigos. No podía sentirse como en casa, no podía evitar los nervios de tocar ante mucha más gente de la que se podría imaginar, apenas contó con ensayos para asegurar lo que de por sí no andaba seguro. Todo eran retos, todo era prácticamente nuevo, todo eran dudas, y quizás algún que otro temor, más mío, me temo, que suyo. Aún así, demostró una capacidad de superación, una asimilación de ideas y conceptos, que aplicó con cabeza y con la suficiente soltura, para acabar una actuación, que de cara al público asistente fue, cuando menos muy buena.


No voy a negar que me sorprendió, no voy a negar que su nivel como percusionista, en cuanto a recursos y técnica, aún no es el adecuado para asumir retos como el de ayer, pero lo que es innegable, es que con ganas, con ilusión, con tesón y sobre todo, con ese afán de superación que llevó por bandera en cada instante de esta última semana, y en general, en todas aquellas cosas en las que pone su pasión y su tiempo, realizó una actuación más que soberbia en muchos sentidos, y muy buena en prácticamente los demás parámetros que se pueden exigir a un percusionista en ese tipo de actuaciones. Quizás el momento le llegó pronto, demasiado pronto, quizás la actuación le venía grande, pero no se achicó, no dudó, asumió el reto y consiguió crecer tanto sobre el escenario que aquello que le venía grande, le quedara como un traje hecho a medida.


Desde estas líneas, sólo puedo darte la enhorabuena, y no te la doy como amigo, sino como profesor orgulloso de su alumno. Ayer disfruté doblemente de tu actuación, como amigo no tenía dudas, como profesor, ya no me queda ninguna. Sólo espero que sigas con ese afán de superación y con esas ganas enormes de aprender, para que no seas tú mismo quien se ponga límites y puedas, cada día, ir mejorando y creciendo aún más...


Javi, no dejes de sorprenderme...

2 comentarios:

Bigmaud dijo...

Se necesita de un gran valor para ponerse en un escenario y hacerlo bien. Me gustaría tener esa capacidad.

Carlos dijo...

Sólo se nacen con dones, pero las capacidades para hacer algo, sin duda alguna, se trabajan a lo largo del tiempo y de la vida.

Subirse a un escenario requiere un cierto valor al principio, y mucho trabajo, tesón y ganas de seguir aprendiendo y mejorando, el resto del tiempo.

Creo, sinceramente, que todo el mundo tiene la capacidad para aprender, sea lo que sea, unos lo harán más rápido, y otros, más lento, pero se puede lograr. La capacidad de subirse a un escenario es simplemente que te den la oportunidad, estar en el sitio correcto en el momento correcto, la de subirse y hacerlo bien, es, en la mayoría de los casos, trabajo y esfuerzo dedicado a un instrumento o al cuerpo en el caso de la danza.