miércoles, 27 de junio de 2007

Un pequeño cuento


Allí estaba él, sentado en el bar, desahogando sus pensamientos en el silencio, en su silencio, ese silencio rodeado de palabras, del murmullo de la gente que bailoteaba entre las notas de la música de fondo. Allí estaba él, con la mirada medio perdida en un punto lejano, como intentado enfocar algún paisaje, de algún sitio remoto, que le transmitía serenidad. Allí, en el bar, la gente le hablaba, él oía, de vez en cuando escuchaba y contestaba y alguna vez, incluso, participaba de las bromas. No solía beber, sólo en contadas ocasiones, y generalmente nunca se excedía, pocos recordaban haberle visto borracho, pero hoy ya se había tomado su cuarto cubata.


Ella, delgada, débil, pálida, parecía la plasmación perfecta de un genial pintor que intentó reflejar la imagen del miedo y la tristeza en un solo rostro, era joven, pero una vida muy intensa había reflejado en su cara y en sus manos las marcas de una edad que no le correspondían. Hablaba serenamente, a pesar de parecer vivir instaurada en el miedo, su partener en la conversación, la escuchaba atentamente, eran como dos gotas de agua, sólo que en este caso, su hermana, parecía haber sido pintada por el mismo genial pintor que quiso reflejar también la imagen de la felicidad y la belleza, como para compensar la obra tan pefecta sobre la imagen del miedo y la tristeza que había creado. Era como si la felicidad se mirara al espejo y viera en si misma reflejada la peor de sus enemigas, deformando su rostro hasta tal punto que, sin dejar de poder identificarla, se viera claramente cada una de las cicatrices, de los trazos y dibujos que el miedo llega a dibujar en tu cara.


Hablaba serenamente, ella, la imagen del miedo y la tristeza, mientras que la imagen de la felicidad y la belleza no era capaz de mantener la tranquilidad en sus palabras, quería ayudarla, pero no sabía qué le había pasado para llegar al estado en el que estaba.


- Tú siempre fuiste mucho más guapa que yo, y ahora te miro y casi me cuesta reconocerte, has envejecido como si tuvieras ya tantos años que ni te acordaras de cuantos vas a cumplir, y a penas llegas a los 28.


- No pasa nada, querida hermana, es sólo una mala racha, y últimamente no me encuentro bien, me faltan fuerzas, pero todo pasará, todo siempre pasa, y esta mala racha, tarde o temprano también pasará, es sólo cuestión de tiempo. Recuerda que siempre fui fuerte, y lo seguiré siendo- Replicó con una sonrisa tan forzada que casi había que imaginarse que realmente era una sonrisa y no una mueca de dolor, por usar músculos y tendones que llevaban mucho tiempo sin realizar un gesto ya casi olvidado.


Las lágrimas brotaron de los ojos de la imagen de la felicidad y la belleza, y aunque esas lágrimas no restaron un ápice de belleza al conjunto de su imagen, eran de dolor, de impotencia...

Un gesto suave, de unas manos ásperas, secaron las lágrimas que corrían por su mejilla, y le dijo dulcemente al oido, no llores hermanita, pronto estaré bien... Un cálido abrazo, una mirada y palabras que se ahogaron en la garganta para no salir nunca fueron los protagonistas de su despedida.


Él llegó a casa, le costó entrar, porque el efecto del alcohol no le permitió ver bien dónde estaba la cerradura exactamente, dejó sus llaves en el suelo, aunque realmente las intentó dejar en el mueble al lado de la entrada, fue a la cocina y allí estaba ella, que al verle, volvió a intentar dibujar otra sonrisa, pero esta vez, por más que se esforzó, su mente había olvidado cómo era aquello de sonreir... Él la miró, con desprecio, y murmuró algo, casi ininteligible, pero que ella oyó, "podrías cuidarte un poco, estás horrorosa, ¿dónde está la cena?". Había aprendido a entender sus murmuraciones, sus gestos y miradas, pero no había aprendido a curar cada una de las heridas que sus palabras le hacían en el alma y en el corazón. Él, que antes la llamaba de veintemil formas, cada una más bonita y cariñosa, hoy le hablaba como si fuera el último despojo de la tierra, él, que se enamoró de cada centímetro de su cuerpo, hoy despreciaba hasta su presencia en el mismo cuarto, él, que la había hecho sentirse como la princesa en un cuento de hadas, hoy le hacía sentirse como la protagonista de la peor de las pesadillas, él, que la hizo tocar el cielo, hoy le había hecho bajar al peor de los infiernos. Mientras cada uno de los recuerdos de aquellos momentos maravillosos vividos en otra época, pasaban por su mente, le sirvió la cena en una mesa preparada para dos, pero cuando ella fue con su plato a sentarse a su lado, él ya se había levantado para irse al salón, ella se quedó sóla, en la cocina, con una cena que ni probó, porque ya estaba empachada de tristeza y no le entraba nada más en el cuerpo. Allí sola, sus pensamientos se algopaban, el corazón le latía fuertemente, notaba una presión en las sienes que era casi insoportable, no podía más, le quería con locura, daría su vida por él, pero no podía seguir viviendo así, se levantó rápidamente, su cuerpo, tan delgado, tan frágil, andando tan deprisa, daba la impresión de que flotaba en vez de andar para ir al salón. Allí al llegar a su lado, le miró y fue a decir algo, pero justo en ese momento, él la miró y le dijo:


-¿Quieres algo?


- No.... - Dijo titubeante


- Pues entonces no molestes!!!


Ella se le quedó mirando fijamente, ¿dónde estaba aquel hombre del que se enamoró?, ¿dónde quedaron los momentos en los que se querían con locura? Quizás sólo se los imaginó y nunca existieron... De repente, oyó una voz, fina, casi inaudible, pero que reconoció en seguida... Era ella...


- ¿Qué has dicho mujer? Mira que eres pesada!!!


- Que me marcho, no aguanto más, te quiero, pero no puedo seguir así, no puedo más...


De repente, algo se movió en el interior de su cuerpo, la sangre empezó a correr con tanta velocidad que nublaba su mente, pero le hacía sentirse fuerte, notó un gran escalofrío por la espalda que contrastaba con el calor que sentía en su cuerpo y el sudor frío que caía por su frente, no se acordaba de haberse levantado del sofá, pero allí estaba, frente a ella, gritando mil barbaridades mientras ella frágil y débil miraba al suelo, no era la primera vez de aquella escena, le daban miedos sus gritos. Por eso mirando al suelo, se giró lentamente y empezó a andar hacia el dormitorio, quería coger una chaqueta y las llaves de su coche para irse, él la gritaba que no se le ocurriera hacerlo, pero ella ya no le oía, sólo escuchaba una bonita canción en su cabeza, notaba ya el frescor de la noche en su cara, la sensación de libertad, de haber pasado el miedo, de olvidarse de la tristeza, y de repente surgió de la nada, pero surgió, allí estaba, pudo verla en su reflejo en el espejo del dormitorio, su sonrisa, estaba allí no se había ido, no se le había olvidado, simplemente es que hasta ese momento no había tenido motivos para sonreir y se dio cuenta de que la sonrisa no es una orden del cerebro a los músculos de la cara, sino que sale del alma...


Allí estaba ella, mirando su sonrisa en el espejo, tan absorta en ese breve momento de felicidad que no le vio llegar a pesar de los gritos que le seguía regalando, ella ni le miró, salió de la habitación y se dirigió a la puerta, pero él la siguió, la agarró del brazo, pero era tan fino y delgado que se le escurrió entre los dedos, ella prosiguió su camino a la puerta, pero él llegó a tiempo para sujetarla, gritos, y más gritos, o eso suponía, porque ella seguía escuchando la alegre canción que sonaba en su cabeza mientras intentaba volver hacia atrás, para salir por la puerta del jardín, pero algo la paró, de repente estaba en el suelo, y él también había caído, no se podía mover, sólo consiguió girar la cabeza y verle, él estaba llorando, pedía perdón, la estaba hablando como hablaba antes de que todo cambiara, le decía todas aquellas cosas bonitas que tanto le gustaban, lé miró a los ojos y encontró la verdad en ellos, no había rastro de falsedad y mentiras en sus palabras....


Él se levantó del suelo, tenía un fuerte golpe en la frente, lloraba desconsoladamente. Al intentar volver a sujetarla para que no se fuera, y por el efecto del alcohol perdió el equilibrio por lo que en vez de sujetarla, lo que consiguió fue darle un tremendo empujón y caer al suelo, ella, tuvo la mala fortuna de golpear contra una pared y en su caida golpeó con su cuello contra una silla, quebrándose como una fina lámina de cristal que es golpeada con un martillo, una muerte rápida en la mayoría de los casos, salvo en el suyo. Ahora él la sujetaba en sus brazos, ella no hablaba y le costaba fijar la vista, le oía decir que la quería, que la quería con locura, que había sido un imbécil, también oía muchas cosas preciosas que le decía al oido, y cómo le pedía perdón una y otra vez, pero ya no las necesitaba, ni las palabras bonitas ni el pedir perdón, ya no le necesitaba, y poco a poco consiguió sacar fuerzas para decirle algo:


- No me mataste hoy, no me muero por las heridas que puedas ver en mi piel, morí hace mucho tiempo por las heridas que me hiciste en el alma con tus palabras y tus desprecios y que no dejaron de sangrar desde el primer día que me dijiste la primera. No te puedo perdonar por tanto sufrimiento, pero aún así te quiero como no quise a nadie en mi vida...


La puerta se abrió, allí en la puerta se quedó de pie, helada, por la escena, la viva imagen de la felicidad y de la belleza, pero esta vez al ver a su hermana en el suelo el miedo consiguió retorcer su bello rostro... Corrió cuando consiguió reaccionar, fue a su lado, lloró, mientras su hermana la miraba y la dedicaba, esta vez, una de las más hermosas sonrisas que jamás se hubieran visto, ella sólo era capaz de llorar, él ya había ido a pedir una ambulancia...


Allí estaban, las dos hermanas, en el suelo, ahora parecían verdaderamente dos gotas de agua idénticas, ambas rotas por la tristeza y el miedo, aunque de formas diferentes. Entre sus sollozos consiguió oir un fino hilo de voz, por lo que se tragó sus lágrimas para poder escucharla mejor:


-Ya te dije antes que no lloraras hermanita, porque ¿ves? llevaba razón, pronto estaré bien...


Y sus ojos se cerraron.


Llegaron los de la ambulancia, aún quedaba algún hilo de vida en aquel cuerpo débil y frágil, envejecido prematuramente, pero esta vez su cara dibuja una sonrisa y transmitía serenidad.


- No hemos podido hacer nada por ella, lo sentimos muchísimo - comunicó un miembro del sámur a la hermana mientras él era llevado a comisaria.


El análisis forense determinó que en el cuerpo había evidencias de maltratos físicos evidentes, y que los mismos se llevaban cometiendo desde hacía varios años.


En el juicio se volvieron a ver la caras, él estaba mucho más delgado, ella, había pedido parte de la felicidad y de la belleza que siempre se habían reflejado en su cara. Se acercó lentamente al detenido, un sudor frío le caía por la frente...


- Lo peor de todo es que la mataste hace mucho tiempo, hoy ella sería la imagen de la belleza y de la felicidad, siempre sonreía y era preciosa, pero tú la convertiste en la imagen del miedo y de la tristeza por el simple hecho de que sabías que te quería y que te hubiese querido hasta el fin de sus días. Ojalá, dentro de esa mente y de tu corazón, si es que tienes, quede un atisbo de conciencia y sufras toda tu vida sabiendo que has matado a la mujer que sólo quiso hacerte el hombre más feliz del mundo, que guardaba la mejor de sus sonrisas para dedicártela cada día y que sólo cometió el error de enamorarse de ti....


Él bajó la mirada y por su cara cayeron varias lágrimas, quizás el deseo de ella se cumpliera y quedara un atisbo de conciencia en su interior...


Ojalá nunca hubiera escrito este pequeño cuento...

Discusión


Habla alto y claro para que no haya malas interpretaciones en tus palabras, habla sin medias tintas, para que no haya dobles entendidos, moléstate en aclarar las dudas que tu "discurso" pueda dejar en aquellos que lo oyeron, porque es la única forma en la que casi tienes asegurado el no ser esclavo de las dobles interpretaciones que se pudieran dar a tu discurso, sólo serás esclavo de las promesas que pudieran ir con tus palabras....


Dos no discuten si uno no quiere, no lleva más razón aquel que grita más para hacerse oir, pierde la razón aquel que pierde las formas, los amores más reñidos son los más queridos, etcétera, etcétera...


Supongo que son frases que todos hemos oido alguna vez, incluso seguro que las hemos utilizado en alguna ocasión, y supongo que se me olvidan muchísimas más, pero no es mi intención tampoco llenar este post de frases hechas o refranes. Mi intención es otra, es la necesidad del ser humano de discutir, que dicho sea de paso me parece genial, sería horrible que todos tuviéramos los mismos pensamientos, los mismos ideales, las mismas religiones, los mismos sentimientos, las mismas culturas, sería como no utilizar todos los recursos y todas la capacidades que tiene el ser humano. No, no van por ahí los tiros, no quiero criticar las discusiones, porque me parecen muy válidas, quiero criticar a los que no saben discutir sin enojarse, sin que se les hinchen las venas del cuello, sin perder el respeto, sin agredir física o verbalmente a su oponente en la discusión. Una vez dije una frase que a mis excompañeros de trabajo les hizo mucha gracia, pues uno de ellos, sólo argumentaba sus razones a través de insultos a aquellos que opinaban lo contrario, por lo que finalmente le contesté que el insulto es la salida del ignorante cuando se queda sin argumentos inteligentes con los que rebatir; sólo tiempo después me di cuenta de la magnitud de la frase, y obviamente la palabra ignorante no es en tono peyorativo, sino que está empleada en su acepción más literal, es decir, ignorante es igual a aquella persona que desconoce el significado o la existencia de algo, nada más y nada menos.


Pues bien, esa es mi crítica, no sé por qué en la mayoría de casos, no sabemos discutir, no sabemos argumentar nuestras ideas, pensamientos o sentimientos, a pesar de que estos últimos si que pueden llegar a ser mucho más complicados de argumentar, sin entrar en muchos casos, en verdaderas batallas campales, sin elevar el tono de voz, el no ser capaces de entender que puede haber una opinión totalmente diferente a la nuestra, y que ni la nuestra es mejor opinión por ser nuestra ni la de otra persona es peor por no ser la misma que la que tengamos nosotros, me cuesta entender a veces esa falta de tolerancia. Puedo entender que hay casos en los que no alterarse es complicado, incluso que ciertas opiniones sean mucho más difícil de entender que otras, puedo entender que no seamos capaces de entender nunca a la persona que tenemos al lado, pero no puedo entender que se pierda el respeto...

martes, 26 de junio de 2007

¿Qué sentido tiene?


A veces es difícil expresar con palabras lo que uno siente o piensa, transmitirlo, en este caso, al teclado y reflejar lo que se te pasa por la cabeza, parece que las palabras no salen, se pierden, no encuentras justo aquellas que quieres decir o escribir, antes de que salgan por tu boca parece que se ahogaran en mitad de la garganta, o antes de que llegues a escribirlas parece que se diluyeran en el pequeño espacio que queda entre tus dedos y el teclado o entre el bolígrafo y el papel.


Supongo que esta situación la hemos vivido todos alguna vez, supongo que más de una vez nos hemos quedado tan petifricados en una, o ante una situación determinada que no hemos encontrado la manera de expresarnos o lo hemos hecho con las palabras equivocadas.


Este no es el caso, no, hoy tengo claro que palabras usar, sé muy bien qué quiero decir, y también cómo decirlo, el ser humano es una mierda, la peor plaga para la madre Tierra y la peor plaga para consigo mismo. El supuesto ser más inteligente de la Creación, la supuesta especie más desarrollada que habita la Tierra, se empeña en demostrar día tras día su propia falta de sentido común, de adaptación y de respeto a las leyes de la naturaleza.


Hoy se me encoge el alma pensando en las 2.000 y pico familias de los soldados del ejército español destinados en el Líbano cuando recibieron la noticia del "atentado". 6 muertos, señoras y señores, 6 vidas sesgadas de la Tierra, no se sabe muy bien por qué. Sin querer, me he ido más atrás en el tiempo, al 11-M y al 11-S, sin querer, me he ido al dia en que asesinaron a Miguel Ángel Blanco, sin querer, me he ido a la guerra en Irán, a la guerra en Vietnam, a la 1ª y la 2ª Guerra Mundial, aquellas guerras que estudiabas en el colegio y que sólo años después uno es capaz de comprender parte de la barbarie que se vivió en ellas. Sin querer, hoy alrededor del ser humano, sólo veo muerte, un pestilente hedor a muerte, alrededor del cual bailan sin cesar y celebrando su triunfo las imágenes que representan el odio, la venganza, la avaricia, el poder, el egoísmo y la necedad, danzando semi desnudas, medio locas por el tremendo éxito de su empresa y por la cantidad de seguidores que tienen entre los hombres y mujeres. Curioso es que dichas "virtudes" sólo son aplicables a nuestra "excelsa e inteligente" especie.


No entiendo muy bien qué nos lleva a no respetar nada de lo que nos rodea, a no respetar la vida, a no sentr ya prácticamente nada cuando vemos en algún momento cómo en otras partes (ya sea en casa del vecino, en nuestra zona donde vivimos o en otro lugar remoto y lejano) hay personas que mueren por nuestra dejadez o por decisión de otras personas, sin hacer nada más que volver la vista en unos casos o farfullar alguna réplica o queja al respecto tan bajito que casi ni lo oimos ni nosotros mismos al pronunciarla. No entiendo esta barbarie, no entiendo esta autodestrucción y la destrucción de todo lo que nos rodea. Si Darwin estaba en lo cierto, se supone que es una selección "natural" de la especie, matamos o dejamos morir a los más débiles para que sobrevivan sólo los fuertes, los mejor dotados, pero por desgracia los mejor dotados son aquellos que poseen dinero y poder suficientes o al menos aquellos que han tenido la suerte de nacer en un país "desarrollado". Creamos fronteras donde no existían, dividimos zonas terrestres donde jamás existió tal división, destruímos y extinguimos otras especies a diario, nos matamos a nosotros mismos y entre nosotros, destruímos bosques, selvas, sabanas, contaminamos el mar, y lo peor de todo es que todo ello es prácticamente bajo la complacencia de la mayoría de nosotros, cómodamente sentados en nuestros sofás, mirando tranquilamente la televisión o navegando por internet. No acabo muy bien de entender el por qué nos comportamos así, aunque también soy consciente de que hay hombres y mujeres que luchan por cambiar esta dinámica, por acabar con guerras absurdas entre hermanos, por acabar con matanzas en nombre de la paz mundial o por el simple hecho de ser diferentes en color, religión o pensamiento, personas que luchan por acabar con el hambre o por mantener viva la naturaleza, porque no se siga destruyendo todo aquello que nos da la vida, porque nuestra especie aprenda a convivir con las normas de la madre Tierra y no que la Tierra intente sobrevivir bajo las absurdas normas que hemos creado.


Sé que hay mucha gente que lucha por todo esto, lo sé, pero mis dudas son si serán capaces de hacer algo, si serán parte de aquella selección "natural" de los hombres que poseen el dinero y el poder para poder hacer cambiar las cosas, y si serán capaces de hacer moverse al resto de una población que la mayoría de las veces actúa como una manada de ovejas, yendo siempre en la dirección que marca una de ellas sin pensar si es realmente la correcta.


También sé que tengo esperanzas, que tengo fe en que esto cambíará, que sé que puedo hacer algo más de lo hago habitualmente, pero, ¿por dónde empiezo?....

viernes, 22 de junio de 2007

Amigos,mentiras y otras "virtudes"



Hoy he leido en algún sitio, no recuerdo dónde, una frase que me ha encantado y que me ha impactado, es más, me ha hecho reflexionar, cosa que habitualmente no hacemos casi nadie, nos limitamos a vivir la vida y el momento, y en determinadas ocasiones, nos paramos y reflexionamos sobre cosas que sucedieron en el pasado, reflexiones que nacen a partir de una chispa en el presente que nos lleva a pensar sobre un hecho de hoy, que al ir hilvanando pensamientos, nos lleva a reflexionar sobre el pasado y hechos pasados, como decía al principio de este extraño pensamiento.

Pues bien, la frase en cuestión es: "Los amigos se hieren con la verdad para no destruirse con las mentiras". Una frase simple, pero directa, como la verdad, una frase que resume un acto instintivo en la mayoría de las personas, la mentira, y un concepto que hoy en día parece encontrarse denostado por la mayoría, la amistad.

¿Quién no ha mentido alguna vez? ¿Quién no ha mentido a una amiga o amigo? Yo creo que todos lo hemos hecho alguna vez, unas veces escudándonos en esa frase hecha tan manida y usada, "es una mentira piadosa", creo también que la mayoría de las veces es con un fondo de buenas intenciones, aún así, a esas buenas intenciones, se les sigue llamando por su nombre, mentiras.

La frase que comentaba al principio, me ha llevado a pensar, a reflexionar, sobre mis actitudes y las actitudes de algunos de mis amigos, he reflexionado sobre la profundidad de la frase, sobre todo lo que conlleva cada una de las palabras que la forman, y realmente me han dado miedo algunas de las conclusiones que he sacado. Es cierto, yo tambíén mentí, reflexionando sobre ello, me ha hecho sentir mal, no sé cuántas amistades habré destruido por no herir con la verdad, pero cierto es, que probablemente a lo largo de estos años, habré destruido más de una, y eso no me gusta, hoy he conocido una "virtud" que desde hoy quiero mejorar. Hoy me he dado cuenta de que por no querer hacer daño en determinados momentos a personas a las que quieres, has empezado el principio del fin, has empezado a destruir una amistad, porque la confianza, uno de los valores primordiales en la amistad y en casi cualquier tipo de relación, se basa precisamente en que tienes fe ciega en una persona porque sabes que no te fallará, porque sabes que no te mentirá. Hoy me he dado cuenta de que es mejor una verdad dolorosa que una mentira piadosa.
Ahora es momento de mejorar, de creer que puedo hacerlo, de creer que no es necesario tener ciertas virtudes, que más que virtudes son defectos, y estoy dispuesto a hacerlo, a mejorar por aquellas personas que creen en mi, y sobre todo por mi mismo, no quiero mirar atrás el día de mañana y ver mi camino lleno de mentiras piadosas a aquellas personas a las que quiero, quisiera ver otro tipo de camino junto a los amigos, a los pocos amigos y amigas que hayan querido hacer ese camino conmigo.

Pero mi reflexión no acaba ahí, ya que siempre hay dos partes implicadas en una amistad, también he reflexionado sobre las mentiras, piadosas o no tan piadosas que he podido recibir de aquellos que se llaman o se llamaban mis amigos, y ciertamente el panorama no es muy agradable, quien no me mintió una vez por miedo a mi reacción, me mintió por no hacerme daño, quien no me contó algo importante (la ausencia de información que pueda afectar a una persona teniendo la oportunidad de hacerlo es otra forma de mentir) me contó medias verdades (que son mentiras completas), y así una larga ristra de ejemplos, que obviamente no puedo criticar, porque en algún momento yo también mentí, aún así, no puedo evitar que me duelan, no puedo evitar pensar cuántas amistades se habrán perdido en el enorme laberinto de altos e inexpugnables setos de la mentira, no puedo evitar pensar cuantas amistades se han destruido por no decir la verdad, por no herir con la verdad. Algunas de esas amistades perdidas, sobra decir que duelen más que otras, siempre se recuerda más a unas personas que a otras, eso es inevitable...

Pero también tiene su lado positivo esta reflexión, y desde aqui quiero hacer llegar a algunas personas un enorme abrazo, un sentido y agradecido abrazo, porque ellos no me mintieron, ellos estuvieron a mi lado para decirme la verdad, o al menos para no decirme mentiras, y ahora es cuando más agradecido estoy, porque tras esta reflexión, uno se da cuenta de lo importantes que son y que pueden llegar a ser ciertas personas en mi vida. Gracias Chache, por ser mi hermano, no de sangre, aunque si fuera necesario, te daba hasta la última gota de mi sangre para que sigas sonriendo cada día de tu vida, gracias "Raquelita", porque nos conocemos desde hace poco tiempo, pero ya hay una bonita amistad, y gracias también por cuidar como cuidas de mi hermano, gracias Javi (Litri), por ser como eres, por estar a mi lado, por ser compañero infatigable de juergas y de largas y extendidas charlas, por tu ayuda, por tu sinceridad, por ser mi amigo, gracias Merche, por ser siempre tan comprensiva conmigo, por ser siempre tan sincera y por mostrarme tu apoyo y tu cariño una y otra vez, gracias Tamara, por escucharme, por hacerme reir tanto, por ser capaz de distraer una mente que a veces piensa demasiado, por hacerme ver que a veces le damos demasiada importancia a las cosas y por haberte unido a la cofradía de los jueves, gracias Toni, porque a pesar de los años que hace que nos conocemos, a pesar de haber habido multitud de lagunas en el tiempo sin saber nada el uno del otro siempre me transmites la sensación de estar cerca, de tener tu apoyo, gracias Javi, a pesar de la barba que te has dejado, siempre me has demostrado ser alguien especial, ser un buen amigo y además algo más importante, ser una buena persona, gracias por escucharme, por compartir tus cosas conmigo, tenemos un viaje pendiente a Jerez y esta vez no se me pasa la fecha, gracias Aurora y Ana, porque aunque nos conocemos desde hace poco tiempo, la verdad es que me habéis demostrado algo que hoy se vende caro o en pequeñas dosis, cariño, sois increibles las dos y quiero que sepais que vuestra sola presencia basta para dibujar una sonrisa en esta cara, y gracias a Jose y Gon mis camareros favoritos, por ser como sois, claros, directos, y demostrarme en muy poco tiempo que por alguien que merece la pena no cuesta nada echarle un cable cada vez que lo necesite, y por último aunque no menos importante, gracias a Dani y Angélica, aunque no nos veamos o nos veamos pocos, os debo muchas cosas, entre otras, que gracias a ti, Dani, conocí a mi Chache, pero sobre todo por ser de las personas que conozco que más claro tiene lo que es una amistad, y a ti Angélica por haberme tratado siempre con tanto cariño y comprensión. Espero poder seguir alargando esta lista con personas que a día de hoy aún voy conociendo, pero que parecen grandes personas, como Meli, Julio, Candy, Fer, Raúl y Conchi, Raúl Red Bull, Silvia, Pili, Ana, Miguel y Cris, Nacho... (pido disculpas porque seguro que se me olvida algún nombre).

A todos y cada uno de vosotros mil gracias por darme lo que dais, por hacer que sonria cuando las cosas parecen que no van bien, por vuestro apoyo y por vuestro cariño!!!

lunes, 4 de junio de 2007

Guerra declarada!!!



Cerebro y corazón, personajes antagónicos donde los haya, la parte racional de la persona frente a la parte emocional, la parte que controla gran parte de las funciones de nuestro organismo y la parte que da vida a todo el organismo. Sin cerebro seríamos algo así como un amasijo de huesos músculos, entrañas, órganos piel y pelo, sin corazón, simplemente no viviríamos.


¿Y a qué viene esto? Pues al simple hecho de que hay momentos en los que tu parte racional, tu cerebro, te dice que hagas unas cosas, pero tu parte emocional, tu corazón, te dice que hagas las contrarias. Guerra declarada!!!


Cuando tu cerebro se niega a recordar, se obceca en olvidar, poco puedes hacer, tiene la ventaja de que en él reside la memoria, así que puede administrarla a su antojo. Pero últimamente, empiezo a pensar que no sólo hay memoria en el cerebro, me temo que el corazón tiene la capacidad de almacenar pequeños detalles que son suficientes para rescatar aquella información perdida en la memoria, aquella información que el cerebro quiso borrar. Obviamente el corazón no almacena el tipo de información del estilo de tu número del DNI, almacena retales de sentimientos dormidos, apagados, que sobreviven sobre los sentimientos vivos y exaltados del momento presente, en algún apartado rincón del corazón. Aquel odio hacia determinada persona, aquel amor que parecía infinito, aquella amistad que parecia eterna y que un día se perdió, aquello que sentiste alguna vez en el pasado, queda guardado en algún rincón, y un día cualquiera el corazón manda al cerebro ese pequeño retal de recuerdo que el cerebro, fiel a su trabajo, analiza y procesa, y en su prepotencia, para demostrar al corazón que es mejor que él, recupera gran parte de la información que parecía borrada completamente, para poder decirle al corazón que él, a partir de un pequeño retal de recuerdo es capaz de sacar mucha más información de la que nunca será capaz el corazón de almacenar.


La inteligencia frente al sentimiento, fue derrotada por su propia ignorancia, no sé dio cuenta de que el corazón le ganó la batalla, sólo tuvo que almacenar un pequeño detalle para hacer que el cerebro recordara todo aquello que quiso olvidar, ahorró espacio en su pequeño almacén de recuerdos y usó al cerebro para conseguir su propósito, volver a sentir algo del pasado como si fuera uno de esos sentimientos vivos del presente. Ganó el corazón la batalla, si, ¿pero ganó la persona?


Y llegó el día...


Y llegó el día:


En el que el dolor ya no es dolor, sino recuerdo, en el que la conductas forzadas se vuelven conductas totalmente naturales, en el que una mirada ya no produce un escalofrío, en el que las palabras ya no se guardan en algún rincón de la memoria y del alma, sino que se van olvidando como si hubieran pasado a una parte del cerebro en el que se guarda la información temporal y que va siendo borrada por nuevas informaciones que recibes cada día. Y llegó el día en el que dejas de sentir, dejas de acordarte, dejas de pensar, dejas de sufrir o dejas de amar....


Y llegará el día en el que se olvidarán la mayor parte de recuerdos, llegará el día en el que no recordarás cuándo empezaste a comportarte así, llegará el día en el que las miradas dejen de hablar para convertirse en un jeroglífico egipcio de difícil traducción, llegará el día en el que no entiendas el significado de las palabras que vuelan por el aire y que salen de una boca extraña...


Es triste, pero es la vida, son sus reglas, no las mías, olvidar a las personas que alguna vez pasaron por tu vida es difícil, siempre se queda algún recuerdo, bueno o malo, y más difícil es aún cuando algunas de esas personas que pasaron por tu vida fueron importantes, especiales, únicas por momentos, pero también se llega a olvidar a estas personas. Tiempo, sólo se trata de eso, de tiempo, segundos que hacen minutos, minutos que hacen horas, horas que hacen días y días que hacen meses, harán que nuestros recuerdos, nuestros sentimientos, vayan diluyéndose poco a poco o rápidamente entre esos segundos, esos minutos, esas horas, esos días, esos meses.


Hoy es uno de esos días en los que echas la vista atrás, tratas de recordar, tratas de buscar pistas sobre algo que fue, pero que ahora no recuerdas, hoy es un día en el que sólo recuerdas por qué empezaste a olvidar, pero no recuerdas con claridad qué había antes del olvido, hoy es un día en el que tu cabeza se niega a recordar una información que probablemente hayas decidido borrar porque ya no era útil, pero en el que el corazón le pide un último esfuerzo a tu mente para que recuerde, al menos con justicia, aquello que has querido olvidar.