jueves, 29 de noviembre de 2007


Sentirse especial no tiene ningún mérito, más que aquel de ser consciente de que se tiene una determinada virtud o un don, de que se es realmente bueno en algo, sobre todo cuando ese sentimiento propio es real y no imaginado o narcisista.

Pero que te hagan sentir especial tiene un mérito que es impagable para la persona que te hace sentir esa sensación. Si alguien consigue hacerte sentir especial hasta en los momentos en los que tú mismo te sientes como alguien sombrío y oscuro, si alguien te hace ver que irradias una luz tan fuerte y poderosa que iluminas su camino, no dejando lugar a las sombras de las dudas, a las tinieblas que provocan los miedos, a la oscuridad que acompaña a la soledad, a las nubes de tormentas que se cierran sobre nuestros propios tormentos, si alguien es capaz de hacerte sentir así, es que realmente esa persona es capaz de sacar de ti todo lo mejor que tienes, es señal de que realmente te quiere, y no sólo eso, sino que, de alguna manera, te admira, siendo consciente de tus defectos y de tus virtudes, admira lo que eres, cómo eres... Cuando alguien es capaz de transmitirte serenidad, esa paz interior que tantas veces buscamos y rara vez encontramos, cuando con su sola presencia llega la calma, cuando con una mirada desaparece todo aquello que te rodea, y tu cuerpo se inunda de mil sensaciones, cada una más placentera y maravillosa que la anterior, cuando miras a esos ojos y sólo ves el mismo amor que tú sientes y la sinceridad de quien mira con el corazón, cuando el simple roce de su mano estremece hasta el último rincón de tu cuerpo, cuando un beso es la expresión más sincera para decir te quiero, entonces y sólo entonces sólo cabe la opción de darse cuenta de que es esa persona la que hace que seas especial, es esa persona la que ha inundado tu vida, tu corazón, alma y mente, cada rincón de tu cuerpo de un sentimiento llamado amor, sentimiento tantas veces denostado, tantas veces nombrado y tan pocas veces real. Cuando te das cuenta de que sin esa persona, nada de lo que eres, nada de lo que sientes, nada de lo que sueñas y ninguna de tus ilusiones tienen sentido si no las compartes con ella, entonces es cuando te vuelves consciente de que has tenido la enorme suerte de haber encontrado a la persona con la que realmente quieres compartir tu vida, cada instante, cada momento, todos y cada uno de los días, con sus respectivas noches, del resto de tu vida.

Y entonces es cuando te das cuenta de que, quien realmente es especial es la otra persona, y es especial porque su propia esencia es especial, porque no hay nadie que pueda igualarse en su capacidad infinita para demostrar todo lo que siente, para comprenderte, para apoyarte, para escucharte, para compartir parte de todo aquello que a ella le hace especial, y así hacerte sentir especial a ti también. porque en su conjunto no hay nada que denote una pizca de sentimientos turbios y oscuros como el rencor o los celos, porque sus propias virtudes no pretenden esconder los defectos que pudiera tener, y sobre todo, y lo que le hace ser más especial todavía, es que ignora que realmente es una persona realmente especial, diferente a las demás, y no es consciente de que realmente es capaz de convertir todo lo que le rodea en algo especial...
Así me haces sentir a mi, y así es como eres tu ojazos...
Sólo espero ser capaz de hacerte sentir y de devolverte todo aquello que me haces sentir y que me das...

viernes, 23 de noviembre de 2007

Cuentos de hadas


Hay momentos en la vida en los que creamos cuentos de hadas, se nos cumplen los deseos, y no sólo eso sino que además somos plenamente conscientes y felices por ello.


Pero no nos damos cuenta de que, en muchas ocasiones, vivimos con un pie en el cuento de hadas y con otro al borde del abismo.


Ser consciente de las consecuencias de algunas decisiones no es complicado, asumir dichas consecuencias, a veces se me antoja muy difícil, y más cuando dichas consecuencias son las que te llevan a tener que renunciar a ese cuento de hadas, a ese deseo cumplido.


Dante y yo hemos de seguir caminos diferentes, por su bien, por el mío, por el de los dos. Dante "sólo" es un guacamayo azul y amarillo, dicho técnicamente, un ara ararauna, dicho desde el corazón, es mi pequeño, mi deseo cumplido, el protagonista principal de uno de mis cuentos de hadas. Decir que Dante es "sólo" una mascota, sería como decir que me encanta el mueble del salón de mi casa, dicho mueble no respira, no transmite sensaciones, no tiene estados de ánimo, no se alimenta, no da cariño, no tiene personalidad propia, sino que se acopla, con más o menos gusto a un conjunto decorativo. Dante no es eso, no es sólo una mascota, es algo más, mucho más, es la visión constante de que a veces los sueños se hacen realidad, de que con constancia y perseverancia se acaba alcanzando algunas ilusiones que en su día parecían lejanas y que un día cualquiera se convierten en realidad. Dante es uno más de mi familia, con sus cosas buenas, con sus cosas malas, con sus virtudes y sus defectos, y así le quiero, y porque le quiero, debo dejarle marchar, como decía hace unas líneas, por su bien, por el mío, por el de los dos....


Se me rompe un sueño, se me rompe una relación estrecha y con un feeling especial, se me rompe en mil pedazos una ilusión cumplida; con él se va algo que jamás había sentido con ninguna de mis otras "mascotas", esa capacidad de observación, su forma de comunicarse, su forma de aprender a interactuar y a relacionar hechos, situaciones, palabras, gestos, su forma de transmitir cariño, su forma de recibir el cariño que le doy, su mirada inteligente y escrutadora, y esa capacidad, casi manipuladora, para ganarse constantemente una caricia o un momento de juegos... Con él he sentido una relación de mutuo entendimiento, he aprendido a comprender que nuestras necesidades no siempre son las de nuestras "mascotas", que al igual que las personas, él también tiene días buenos y días malos, donde apetecen más unas cosas que otras, él me ha enseñado muchísimo sobre aspectos que antes, ni me habría llegado a plantear a la hora de interactuar con un animal, sea del tipo que sea, hemos sido maestro y alumno a partes iguales, enseñando el uno al otro todo aquello que podíamos enseñarnos, aunque, obviamente, el que ha salido beneficiado de esta enseñanza mútua, he sido yo... La inteligencia animal es infinitamente superior a la humana, ya que ésta, no se mueve por motivos profanos, egoístas, triviales, diplomáticos, políticos o económicos, sino que se mueve y se rige por motivos importantes, por necesidades reales y básicas para cualquier ser vivo, por lo que aprender de dichas inteligencias ayuda a comprender que a veces, con muy poco se es muy rico, que la mayoría de las veces, la felicidad está al alcance de cualquiera que quiera cogerla...


Separamos nuestros caminos, Dante ha de seguir uno nuevo, ha de seguir enseñando, con su particular manera de impartir doctrina, a otras personas, a otra familia, y yo, desde este rincón, sólo he de asumir, que hubo un tiempo en el que tuve la suerte de compartir 3 años con un animal que me enseñó a ver de otra forma las cosas importantes de la vida, a ver más allá de la espectacularidad de los colores, de libreas impresionantes, de portes portentosos, de facultades innatas a ciertas razas que sorprenden a propios y a extraños, para ver la realidad de que detrás de la belleza exterior de los animales y fuera de sus propias facultades innatas, hay algo más que una mascota, que un animal de compañía, más o menos bonito dependiendo de quién lo mire, sino un ser vivo que lucha cada día por cubrir sus necesidades básicas y poder alcanzar así su propia felicidad, que hay una filosofía de vida, una forma de entenderla y de vivirla, que nosotros, los seres humanos, no alcanzaremos jamás, salvo en rara excepciones, pero de la que podemos aprender muchísimo.... Y sobre todo debo agradecerle haberme enseñado a tener esa misma sensación que tengo con él, con el resto de mis pequeños, de mis "mascotas"...


A veces no es necesario perder lo que tienes para valorarlo, ni tampoco es necesario quedarse con la sensación de que fue poco tiempo, si el tiempo que fue, estuvo bien aprovechado. Valorar las cosas en su justa medida ayuda a tomar ciertas decisiones, y yo tengo claro, que probablemente Dante me hubiera enseñado a ver muchísimas más cosas, y a verlas por mi mismo, pero también sé que todo este tiempo, y el que aún nos quede juntos, fue aprovechado al máximo. No puedo, ni quiero, ser egoísta, ahora toca que siga enseñando a otras personas, si dichas personas quieren aprender de él, y a que él siga aprendiendo todo aquello que le quieran enseñar... Lloraré su marcha, extrañaré su ausencia, pero en mi interior siempre quedará todo lo que compartimos y todo lo que me enseñó, y me sentiré orgulloso de saber que mi pequeño seguirá enseñando y haciendo disfrutar a alguien en algún lugar...


No te hablo desde la tristeza, pero si que te echaré muchísimo de menos... Suerte compañero, aunque sé que no la necesitas.... Ahora te toca hacer realidad otro cuento de hadas, otro sueño, otras ilusiones, y ojalá que éstas sean duraderas y casi eternas....


jueves, 15 de noviembre de 2007

Se cierra una etapa


Hay veces que no queda más remedio que tomar una decisión, y aunque la misma no sea compartida por nadie, y menos aún entendida, uno no puede basar sus decisiones esperando el apoyo y el visto bueno de los demás, sino en las motivaciones personales, en el bienestar propio y valorando los pros y los contras de dicha decisión, teniendo en cuenta, en la medida de lo posible, el probable daño o perjuicio que pueda causar a los demás.


Eso es lo que me ha tocado hacer, tomar una decisión, y aunque ya lo daba a entender en otro post anterior, las motivaciones a la hora de realizar ciertas actividades, valen más que cualquier otro concepto o argumento que se quiera utilizar. Desgraciadamente mis motivaciones para seguir tocando en el grupo en el que estaba, han desaparecido, supongo que desaparecieron hace tiempo, o, lo más probable, es que fueran muriendo poco a poco, sin darme demasiada cuenta o sin querer dármela. Hoy por hoy, no echo de menos al grupo, ni su dinámica, si me duele dejar tantos meses de trabajo y esfuerzo común y personal, me duele pensar que quizás, el esfuerzo realizado no sirvió más que para un final, que, lo más probable, no merecía nadie, quizás, se echó de menos las palabras de apoyo o la falta de preocupación de algunos en algún momento, aunque también entiendo que no valen de nada las palabras cuando las mismas, no nacen de un acto sincero. Me duele, más que nada, dejar grandes amigos dentro del grupo, aunque me queda el consuelo de que lo siguen siendo fuera del mismo. Aún así, nada de esto ha condicionado mi decisión, ya que la misma era personal, y es simplemente por una falta de motivación y de entusiasmo, de ilusión y de ganas por seguir haciendo algo, que de alguna manera, no acababa de llenarme completamente.


Soy consciente de que mi decisión afecta más que si se fuera otro miembro, el grupo se queda sin guitarrista, y soy también consciente de que nadie es imprescindible. También soy consciente, de que, de alguna manera, tampoco se entendió que por mucho que yo fuera un miembro más del grupo, que mi situación era totalmente diferente, mis opiniones, mis posturas, mis ausencias, afectaban mucho más que la de cualquier otro miembro, por el simple hecho de ser sólo un guitarrista y el resto voces, es decir, yo condicionaba la postura global del grupo, y tampoco me parece justo asumir esa responsabilidad, ni hacérmela asumir menos aún. También soy consciente de que mi salida, no ha sido vista de mala manera por una parte del grupo, supongo que en el fondo es un alivio, para todos, incluído yo...


Aunque es una decisión llena de matices, la decisión se fundamenta en una única cosa, la falta de ganas y de motivación para hacer lo que estaba haciendo, y si algo me parece absurdo, es continuar haciendo algo que ni te llena, ni te motiva...


Sólo me queda desear mucha mierda (suerte en el argot artístico) a mis excompañeros de grupo, que todo vaya bien de ahora en adelante, y que trabajen tanto como puedan y quieran... Por mi parte siempre podrán contar conmigo para echarles un cable, si alguna vez lo necesitan y lo creen oportuno... Pero creo que es el momento de cerrar mi etapa dentro del grupo y caminar hacia otros sentidos y hacia otras metas....

viernes, 2 de noviembre de 2007

De tu mano


De tu mano podría caminar por los caminos que jamás me atreví a recorrer, aquellos senderos que nunca quise atravesar, porque aquellos que llevaban como compañera a la soledad, nunca llegaban a los destinos que dichos caminos tenían.


De tu mano podría volar tan alto que nadie nos viera, convertirnos en aquello que nunca fuimos, para ser lo que realmente siempre hemos sido. Volar a aquellos lugares a los que se llega tras un largo camino, que no se hace andando, donde un abrazo se convierte en el inicio del viaje, un beso en la expresión más clara de un sentimiento, una mirada en la conversación más larga entre dos corazones y donde los sentimientos son el verdadero motivo para seguir viajando. Un vuelo, un viaje, que no tiene destino definido, porque no es necesario decidir hacia dónde quieres ir, sino con quién vas, donde no importa tanto el paisaje que observas, sino quién te lo enseña, donde todas las paradas sólo tienen como finalidad poder dar un abrazo, un beso, mirar a los ojos y sentir cómo brotan dos palabras desde el fondo del corazón para decirte que te quiero. Un viaje donde no hay fin de trayecto, sino sólo caminos por recorrer, a tu lado, de tu mano, contigo, para aprender a quererte, para conocerte aún más, para hacer de cada rincón del camino el lugar más bonito donde poder abrazarnos y fundirnos en un beso.


De tu mano podría navegar por aquellos mares que antes eran bravos y peligrosos para atravesarlos con una frágil barca, y que ahora se han convertido en mares tranquilos y sosegados, donde sólo la fuerza de un beso que ha contado al corazón lo que las palabras nunca podrán expresar, provoca olas que viajarán en todos los sentidos, para dar testimonio de que sólo un beso, siempre llegará más lejos que cualquier palabra, por bonita que ésta sea. Navegar juntos, sin miedo a no ser uno mismo, sino con la confianza de que precisamente lo que realmente vale es ser como eres, sin miedo a nada que pueda provocar una tormenta en un mar tranquilo, porque no hay tormentas suficientemente grandes para hundir una barca, que aunque aparantemente parezca frágil, su fortaleza se basa en la confianza ciega que existe entre las dos personas que viajan en ella y en los sentimientos que llevan a su lado. Navegar, por el simple hecho de navegar, hasta llegar a una playa tranquila, dejando que sean las olas las que mezcan dicha barca que ya sufrió tormentas de otros tiempos y de otros mares, que nada tienen que ver con aquellos que ahora va surcando, y ser consciente de que dichas tormentas y dichos mares, sirvieron para hacerte más fuerte y para forjar lo que hoy, realmente eres, y así poder navegar a tu lado con la confianza de que esta vez, sé hacia dónde navego, qué rumbo seguir y con quién lo quiero tomar.


Sólo es necesaria una mirada, un gesto, un beso o un abrazo para iniciar este viaje, y sólo hace falta que tú estés aquí para continuarlo, para surcar, cielo, mar y tierra... No es un viaje sólo para dos personas, porque hay otras personas que son necesarias e importantes en dicho viaje, pero son sólo dos personas las que lo hacen posible... No es un viaje para escapar de aquello que un día nos hizo daño, sino un viaje para encontrar aquello que nos hace felices, para encontrar tus miradas, tus besos y tus abrazos, para que cada día demos un paso al frente con la seguridad de que, lo que iremos dejando atrás, no son sólo bellos comienzos, sino los seguros cimientos de un futuro repleto de todo aquello que pasamos una vida buscando...


Y sólo de tu mano, y contigo, es con quien quiero hacer este viaje, ojazos....