domingo, 11 de enero de 2015

Amar, querer y enamorarse...

Amar, sencillo en principio, sentimiento nacido sabe Dios de dónde, llega, inunda todo, abarca todo, ilumina todo y hace ver las cosas, incluso las malas, como algo secundario e irrelevante. Nada importa más que amar.

Enamorarse, fácil de confundir con capricho pasajero, fácil de sentirlo momentáneamente, difícil de mantener en el tiempo si el amor que se siente no es real ni verdadero, difícil que sobreviva si aquello de lo que uno se enamora es sólo de lo efímero del cuerpo y no de lo eterno del alma.

Querer, complejo sentimiento, se hace más grande cuando luchas unido a quien quieres por resolver los problemas que la vida, inevitablemente e inexorablemente, te va poniendo, se hace más pequeño cuando priorizas trabajo, a ti mismo en vez de a la otra persona, tus proyectos y tus metas individuales a amar, a enamorarte y a luchar por las metas y proyectos conjuntos. Crece en la dificultad, muere en la dejadez y en el olvido, y lo peor es que tendemos a pensar que se deja de sentir porque sí, cuando la realidad es que se deja de sentir porque en algún momento, consciente o inconscientemente, se decidió olvidar, se decidió anteponer otras cosas y se dejó a un lado aquello que sólo y realmente nos puede hacer felices.

Si encuentras a alguien que lucha contigo por tus sueños, que te apoya en tus ilusiones, que te ayuda y te mantiene cuando te sientes demasiado débil para mantenerte en pie, alguien que no sólo te quiere, sino que te ama, que se enamora de ti y de cada gesto, de cada palabra, de tu alma, que no te corta las alas sino que intenta darte unas más grandes para que vueles más alto, más lejos y procura volar contigo a cada instante cuando lo necesitas y dejarte volar en soledad cuando tienes que emprender un camino que debes realizar por ti mismo, si lo encuentras, entonces aférrate a esa persona, incluso en los momentos en los que parezca que se quiere menos, que se ama menos, porque ese sentimiento es eterno, no muere, sólo está esperando una mirada, un gesto, un abrazo o un beso para resurgir como si nada hubiera pasado, como si no hubiera estado en letargo, como si el ayer fuera el presente y el presente no diera lugar a un mañana porque lo único que importa es el aquí y el ahora, y esto es una realidad incontestable, no hay momento más bonito e importante que vivir el ahora como lo que es, un momento único e irrepetible, que se hace aún más grande si lo vives y lo sientes amando, enamorado, queriendo...

No te amé por amarte, no te amo por amarte, te amo porque me enamoré de tu alma, de tu mirada, de lo que tu corazón me contaba, de cada gesto y cada palabra, de cada instante a tu lado, de cada beso y de cada abrazo. No te quiero más por decirlo más veces sino porque cada obstáculo salvado por los dos me hizo quererte más, enamorarme más, amarte más....

Me conformo con caminar a tu lado todos los días, un abrazo y un beso, una palabra de amor antes de dormir y un beso al despertar. Me conformo con aquello que muchos desprecian en pro de los éxitos personales y las metas individuales. Yo sólo me conformo con quererte y que me quieras, con hacerte feliz y ser feliz, con volver a ver tu sonrisa... Me conformo con amarte y que me ames...


martes, 6 de enero de 2015

Olvidando cómo recordar, recordando como olvidar

Caminando hacia el olvido sobrevinieron los recuerdos. Curiosamente, cuanto más cerca del olvido te hayas más recuerdos te asaltan.

Caminando hacia el recuerdo más borrosos se volvían, tergiversando los mismos, transformándolos sin consciencia, sin alevosía, sin premeditación, pero al fin y al cabo volviéndolos más oscuros y confusos. Curiosamente, cuanto más te acercas al recuerdo más te asalta el olvido.

Quise olvidar el dolor y el dolor se hizo más presente, quise recordar la felicidad y la felicidad se me antojó más lejana, quise olvidar la amarga sensación de soledad y la soledad me rodeó con sus largos brazos, quise recordar lo que era una sonrisa y una lágrima nació en mis ojos y recorrió mi cara.

Olvido y recuerdo, recuerdo y olvido, antagónicos e inseparables, amigos que se tornan enemigos o enemigos que se tornan amigos. Viajan juntos, siempre juntos, indisolublemente unidos. Necesarios a partes a partes iguales...

Quizás el esfuerzo hacia el olvido de un determinado recuerdo hace a éste más omnipresente, más fuerte y duradero, quizás el esfuerzo por recordar un determinado instante o sentimiento hace que lo transformemos, lo idealicemos, lo tergiversemos haciéndolo más confuso y borroso diluyendo la realidad que lo originó y acercándolo indefectiblemente al olvido.

Si olvidando recuerdo el olvido y recordando olvido el recuerdo, no queda más remedio que olvidar la felicidad y recordar el dolor, así la felicidad será más nítida y presente y el dolor más confuso y borroso. No sé si es la fórmula para ser feliz, pero juraría que se le acerca bastante...