martes, 18 de septiembre de 2007

Voló una parte de mi vida


Domingo, 4 de la madrugada aproximadamente, entro por mi barrio sin ninguna esperanza de encontrar un hueco para aparcar mi coche, cuando de repente, para mi felicidad, veo que los faros de un coche encienden, por lo que me espero a que salga dicho vehículo para ocupar su lugar. No puedo ni creerme la suerte que he tenido, y con una sonrisa dibujada en mi cara, llego a mi casa y me voy derecho a la cama a descansar.


Lunes, 12 y cuarto de la mañana aproximadamente, voy hacia mi coche para dejar las maletas de mi sobrina Itziar que ya vuelve para Toledo con sus padres, tras unos días en casa de sus abuelos (que son mis padres). Abro el maletero, y para mi sorpresa, la guitarra no está allí. Como últimamente se me va la cabeza para todas partes, dejo la maleta, y me dirijo a comprar tabaco a un bar cercano, mientras le voy dando vueltas de dónde narices he dejado la guitarra, no recordaba haberla dejado en casa, ni tampoco haberla sacado del maletero desde el sábado, y menos aún el domingo. Una duda y una sospecha hicieron que me recorriera un escalofrío por toda la espalda.


Compré tabaco rápidamente, mi madre y mi sobrina ya se encontraban cerca del coche, y con ellas el resto del equipaje de Itziar, volví a abrir el maletero, esta vez, me di cuenta de que estaba todo revuelto, mis botas de pesca fuera de su bolsa, nada estaba en donde habitualmente está. Le comento a mi madre que creo que me han abierto el coche y que se han llevado la guitarra, y según estoy pronunciando estas palabras, veo que la puerta del copiloto la han apalancado. Ya no había dudas, ni sospechas, había hechos y afirmaciones. Efectivamente, me han abierto el coche, me lo han revuelto todo, han arrancado el radio cd y se lo han llevado, han accedido el maletero por los asientos traseros y se han llevado la guitarra, dejando la puerta del copiloto doblada pero sin romper el cristal. Al menos tuvieron el detalle de volver a cerrar los pestillos tras realizar su "trabajo"...


Si, efectivamente, me han robado, y no sólo cosas materiales, sino una parte de mi, de mi espíritu, de mi esfuerzo, de mi alma, de mis recuerdos, de todo aquello que sentí tocando y rasgueando las cuerdas de mi guitarra. Se han llevado parte de mi vida, y una parte que, no por el valor real, sino por el valor sentimental, era muy preciada. No era la mejor guitarra, no era la más bonita, pero portaba recuerdos y sensaciones, que sólo ella, y por ser ella, nacieron, crecieron y ahora, sin ella gran parte de ellos morirán. No diré que no perjuré, no diré que no lloré, no diré que la rabia no me invadió, no diré que habría ahogado con mis propias manos a áquel o aquellos que han cometido la osadía de robar mi guitarra, y con ella, parte de mi vida, de mis recuerdos y de mis sensaciones. Ahora esa sensación se ha apagado, no es sed de venganza, es tristeza la que me invade, y no voy a ocultar a nadie que las lágrimas se me escapan escribiendo estas líneas, por muy ridículo que parezca llorar por una guitarra...


No era la mejor guitarra, no era la más bonita, pero portaba recuerdos que ninguna otra guitarra podrá suplir...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabes cuánto lo siento, me consta que tu guitarra era muy importante para tí. De veras lo lamento, esa gente no puede hacerse a la idea del daño que hace con lo que seguramente para ellos sólo era un juego.
Anímate, nuevos tiempos vendrán, nuevos acordes en otras guitarras que harás tuyas. Todo pasa y todo queda.

Carlos dijo...

Muchas gracias cielo...

Estos días han sido muy duros y tristes, muy tristes. Hay sensaciones que son muy difíciles de explicar, y en este caso aún más cuando se mezclan tantos sentimientos. Si alguien puede entender lo que siento y lo que significaba mi guitarra para mi, una de esas personas, sin duda alguna, eres tú, pocas personas me conocen tanto, tanto mis fortalezas, como mis debilidades.

Gracias, de corazón por tus palabras de apoyo, por tus ánimos, sólo espero que esos nuevos tiempos vengan cargados de sonrisas y de buenas noticias, porque llevo la mochila ya demasiado cargada de frustraciones y de lágrimas. Todo pasa, y esto, también pasará, pero al final, de aquello que significaba mi guitarra, no quedará nada, más que un vago recuerdo que traerá una sensación agridulce con él.

Mil gracias de corazón, por tus palabras y por tu apoyo, espero verte pronto y poder contártelo tranquilamente. Besos!!!