martes, 1 de abril de 2008

Cuestión de detalles


En general, a veces obviamos los pequeños detalles, aquellos que hacen más grandes a los grandes detalles, los que hacen que el día a día, se haga más llevadero. En general, obviamos los esfuerzos ajenos para hacernos un poco más felices, y nos quedamos con la sensación de que falta aquello que nosotros ansiamos, nuestros deseos velados, aquello que esperamos que suceda o que hagan por nosotros...


Ser egoísta siempre tiene sus consecuencias, pero en algunos casos, las consecuencias son aún más claras. No ser capaz de disfrutar de aquello que nos ofrecen esperando aquello que nos gustaría que nos ofrecieran es la forma más estúpida de ser infeliz. No ver lo que nos dan, no aceptar que, a veces, las personas no llegan a más en un determinado momento, sin pensar que a la más mínima oportunidad, nos darán aquello que esperamos, no ser capaces de vivir con pequeños detalles esperando siempre que llegue el gran detalle, no buscar la felicidad en el día a día sino en los recuerdos o en los deseos vehementes de una mente que no es capaz de desenredar la propia madeja que va creando sus propias frustaciones, impidiendo que sea uno capaz de ver aquellas manos que le son tendidas, aquellos pequeños detalles que nos van dejando a nuestro paso las personas, que de una manera u otra, se preocupan por nosotros, solo nos llevará a frustaciones y a una infelicidad que no son generadas por lo que nos rodea, sino por nosotros mismos...


A veces, no hay tiempo ni ocasión, para el gran detalle, pero siempre existen momentos para los pequeños detalles, y no aceptarlos, o no verlos, es un defecto que deberíamos subsanar. Entre un gran detalle y otro puede pasar mucho tiempo, entre pequeños detalles no. Vivir esperando a que llegue ese gran detalle de nuevo, es vivir en el pasado y en recuerdo, haciéndonos olvidar que son los pequeños detalles los que hacen grandes a los grandes detalles...


Quién sabe, quizás ese gran detalle, vive en el pequeño detalle que no sabemos ver, oculto a los ojos de quien no sabe mirar y al descubierto de quien mira con los ojos del agradecimiento, de quien no espera nada, y para quien no hay nada tan espectacular como un abrazo, un beso, una palabra al oido o una mirada de complicidad...


Hoy doy las gracias por tener mi vida llena de pequeños detalles, de besos, de abrazos, de miradas llenas de complicidad, de pequeños gestos que llenan mi día a día, y porque hay alguien que me ha enseñado a ver esos pequeños detalles. Hoy ya no vivo esperando los grandes detalles, sino buscando los momentos para devolver esos pequeños detalles que me hacen sentir grande...

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