En ocasiones, a veces nos sentimos desplazados, como fuera de lugar, con la sensación de que, sin haber hecho nada extraño, raro o fuera de lo común, la gente que te rodea, de repente, deja de contar contigo para lo que antes habitualmente contaba, pudiendo sólo entrar en la esquinita de sus vidas que "compartes" con ellos... Quizás no tengas culpa, quizás parte de ella, pero la sensación es, cuando menos, bastante molesta...
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Últimamente me siento así, en parte por mi culpa, (no creo en las culpas que viajan en una sola dirección), no puedo evitar sentirme algo desplazado, y que, quitando para alguna que otra cosa puntual, y sobre todo, para algún que otro amigo que sí que sigue contando conmigo, siento que estoy fuera de sus vidas, de sus momentos felices, de sus sonrisas, de sus tristezas, de los momentos que necesitan apoyo... Y con lo que eso conlleva, también están fuera de mis momentos...
Sé que tengo un problema en el tiempo que dedico a las reflexiones, porque quizás es amplio y extenso el que se llevan los pensamientos que nacen de ellas, sé que las cosas, aunque parezca que superficialmente no me duelen, sí que me hacen daño, y sé, a ciencia cierta que, aunque intente disimularlo, me duele este trato, y mucho...
No dudo de la categoría y de la inmensidad de mis amigos, sé que son mis amigos, y que bastaría que dijera un simple "necesito" para que estuvieran ahí, a mi lado, pero a veces, también es necesario, sin ese "necesito", sentir que están ahí, a mi lado, aunque sea en silencio y cogiéndome de la mano, sabiendo que los momentos no son fáciles y que su apoyo, a veces, se antoja primordial y necesario...
Quizás los últimos acontecimientos de este mes, quizás algunos otros sucesos que vienen de más atrás, han ido marcando una linea que diferencia unas vidas de otras, unos amigos de otros, unas prioridades de otras, dibujando un horizonte cada vez más difuso, que divaga entre el olvido y la sin razón. Y esa linea, sinceramente me da miedo...
Que a veces, alguna voz amiga salte en tu defensa, que diga con indignación que no es justo olvidar la obra realizada a favor de unos hechos puntuales perdidos ya en el tiempo, que no siempre sea el silencio de aquellas personas a las que quieres, la actitud ante algunos comentarios, que no siempre sea la misma persona la que resulta damnificada por una guerra estúpida que no tiene sentido, y que los daños colaterales de dicho enfrentamiento siempre caigan hacia el lado más débil, duele, molesta, indigna, lacera y punza allí donde más duele, donde los sentimientos son sineros porque nacen sin miedos y los golpes que reciben van directos sin posibilidad de esquivarlos, porque dichos sentimientos no conocían la necesidad de tener que esquivar algun ataque.
La verdad es que lo entiendo todo, quizás por eso callo, guardo los sentimientos y asimilo cuál es mi posición hoy día en la vida de aquellos que me importan, quizás entiendo que es más fácil no contar con uno para así, evitar una tensión en determinados ambientes, que es más fácil sentirse cómodo olvidando que allí se quedó una persona por el camino, que violento ante una posible reunión de varios conflictos y guerras del pasado...
Quizás, viendo como van transcurriendo las cosas, lo mejor es callar, olvidar, aceptar y seguir caminando cada uno por donde pueda y le dejen, agradeciendo y muchísimo, que de vez en cuando los caminos que antes iban paralelos y con el mismo objetivo, hoy de vez en cuando se crucen y así poder disfrutar de esos breves instantes, sin tener en cuenta todos los momentos en los que te quedas fuera, no porque tu camino se devie por voluntad propia, sino más bien porque los otros caminos, de repente, giran bruscamente y se separan del tuyo.
Sé que a veces he sido yo quien, conscientemente, se ha separado en determinados momentos, porque también era consciente de los gestos de tensión en la caras de aquellos que me vieron en un lugar y en un momento en el que, cuando menos, les resultaba incómoda mi presencia, por lo que voluntariamente, opté por dejar el suficiente espacio para que dichos gestos de tensión se volvieran a convertir en risas y buenos ratos, y no en vanos intentos de hacer ver una normalidad que no existe y en la que los comportamientos se vuelven erráticos e imprecisos, por no saber a qué lado han de viajar, sin darse cuenta de que no hay lados, no hay bandos, sino que dichos bandos y dichos lados los van creando y acentuando ellos mismos... Aún así, esto también lo entiendo, sigo pensando que es más fácil olvidar a uno que a varios, y no muestro reproche alguno, sólo dolor...
Y el dolor nace porque al revés no ocurre, porque esa condescendencia mostrada hacia un lado, se vuelve secretismo, silencio y abandono hacia otro, porque esa celeridad en juntarse con amigos, se vuelve torpeza y dificultad cuando se mira hacia "el otro lado"...
Si, he de reconocer, desde lo más profundo, que necesitaba desahogarme, decir lo que siento, cómo me siento, expresarlo, gritarlo al viento, pero de forma que nadie lo pueda oir. No pretendo que nadie se comporte como yo espero que debería de hacerlo, ni si quiera pretendo que alguien responda de la misma manera que yo lo haría, ni que tenga los mismos valores ni las mismas ideas, pero no puedo evitar que me duela toda esta situación, que alguien diga una mentira sobre mi, y la respuesta sea el silencio de aquellos a quienes yo, considero y siento como mis amigos, y a los que además, me une una profunda admiración por cada uno de ellos...
Quizás sólo se trate de una pataleta porque os echo de menos, quizás también sea el reflejo algo distorsionado de la realidad que estoy viviendo...
Lo que está claro es que no es un reproche hacia nadie ni hacia nada, sólo un dolor que sale desde dentro con la necesidad de que le dejen contar su pena...